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23 may 2012

Shopping and Fucking de Mark Ravenhill. Dirección: Mariano Stolkiner. Traducción: Rafael Spregelburd.Con Daniel Toppino, Luciano Ricio, Eugenia Blanc, Lucas Lagré y Alfredo Urquiza. En Teatro El Extranjero.





SHOPPING AND FUCKINGde
Mark Ravenhill





Funciones: viernes 21:00hs.

Teatro El Extranjero: Valentín Gómez 3378, Abasto, C.A.B.A.

Informes:             4862-7400      

Reservas: www.elextranjeroteatro.com

Entradas: Generales 60$ / Est. y Jub. $40



DICE LA CRÍTICA SOBRE SHOPPING AND FUCKING



La Nación

Nuestra opinión: Muy buena
“El director Mariano Stolkiner, vuelve a introducirse en la oscuridad de 
unos planteos que sabe manipular con inteligencia y mucha sagacidad.”
Por Carlos Pacheco

Suplemento SOY de Página 12
“Shopping and fucking (Comprar y coger): dos modos de matar el tiempo, la 
soledad y todo lo que se cruce. Mariano Stolkiner, el director que el año 
pasado puso en escena la poética de Sarah Kane,

despliega en esta puesta la crudeza de otro inglés terrible, Mark 
Ravenhill.”
Por Liliana Viola

Revistra Veintitres
“Shopping & Fucking es un plato fuerte que es mejor comer frío, para 
procesar sin miedo la brutal nadería consumista que nos enrostra.”
Por Luis Mazas

El sonido y la furia
“La puesta de Mariano Stolkiner es fiel al espíritu de la obra, consiguiendo 
una adaptación que expone la crudeza de los personajes y de la trama.”
Por Matín Villagarcía



Escrituras Indie

“Estamos ante una obra que, por suerte, es indigerible. A la que nadie, que 
se precie amante del teatro y del arte en general, puede debe dejar de ver.”

Por Nadia Sol Caramella





Ficha Artístico Técnica

Autor: Mark Ravenhill.

Traducción: Rafael Spregelburd.

Elenco: Daniel Toppino, Luciano Ricio, Eugenia Blanc, Lucas Lagré y Alfredo 
Urquiza.

Diseño De Espacio Y Escenografía: Santiago Badillo.

Diseño Lumínico: Julio López.

Diseño De Vestuario: Merlina Molina Castaño.

Diseño Sonoro Y Música Original: Fernando Sayago.

Diseño de Video: Santiago Badillo Y Mariano Stolkiner.

Realización de Video: Juma Producciones.

Actores en video: Mathías Sassone y Mariano Stolkiner.

Diseño Gráfico: Santiago Badillo.

Fotografía: Guido Piotrkowski.

Gestión De Derechos De Autor: Marion Weiss.

Asistentes De Dirección: Julieta Cajg Y Mathías Sassone.

Producción Ejecutiva: Bárbara Rapoport.

Producción General: El Balcón de Mersault.

Prensa: Simkin & Franco

Dirección: Mariano Stolkiner.







Sobre Shopping & fucking:

Mark Ravenhill se destaca, al igual que Sarah Kane y Patrick Marber entre 
otros, como uno de los jóvenes autores británicos de los noventa 
pertenecientes al grupo conocido como el “In yer face”. Sus trabajos están 
signados por el auge y desarrollo de las nuevas tecnologías, un 
descreimiento del progreso y una sociedad del consumo y del espectáculo. Un 
teatro complejo que rompe constantemente el canon, pero que al mismo tiempo 
instala la posibilidad de nuevas inscripciones en la tradición en la que se 
enmarca. Estos autores ahondan en la construcción del lenguaje y proponen no 
sólo un cambio formal, sino también un cambio en el foco de lo que se dice, 
desarrollando una nueva corriente de construcción dramática donde la palabra 
toma una relevancia fundamental.

Ravenhill piensa en un teatro que pueda sacudir a la platea a partir de la 
crudeza del discurso. Elige hablar desde el margen: drogadictos, 
homosexuales, jóvenes, punks, lo periférico. Este foco en la marginalidad 
contemporánea expone las problemáticas de inclusión y exclusión, devolviendo 
una mirada crítica sobre nuestra sociedad y el mundo de consumo globalizado.

La alienación, producto de este sistema, libra al sujeto a su propia suerte 
en un entramado de permanente dependencias, exponiéndolo a una violencia 
permanente. Nuestro mundo es violento, y Ravenhill no lo expone de otro 
modo, toma partido haciendo un llamado de atención sobre el estado de 
alienación de los ciudadanos. Propone un teatro político que se enfrenta al 
discurso demagógico dominante, quita el velo que pretende tapar las más 
profundas estrategias de funcionamiento del propio motor del sistema.

El sistema capitalista es foco fundamental en la obra de Ravenhill, sus 
personajes viven al margen o son comprendidos por él. Sin embargo su 
posición no es tan simplista, no se trata de que aquellos incluidos la pasan 
bien y los excluidos mal, en su visión el propio sistema termina por 
devastar todo lo que tiene a su alcance, nadie escapa a las consecuencias y 
el escepticismo reinante deja a todos al borde de una profunda 
desesperación. Dentro de un sistema violento no se puede sino ser violentado 
y tornar las propias acciones violentas.





Dice Rafael Spregelburd / Traductor

Mark Ravenhill ha escrito tal vez (a la par de sus colegas Sarah Kane, 
Martin Crimp, o David Harrower, pero con un sentido admirable de 
anticipación) una de las obras que más minuciosamente ha perturbado al 
teatro británico contemporáneo. Lo que equivale a decir que ha 
desestabilizado con envidiable simpatía y férreo pulso la manera en la que 
un teatro equis, o una sociedad equis, se piensa a sí misma, se conforta con 
sus mentiras blancas acerca del romanticismo, se apacigua ocultando el 
destino desenfrenado y misterioso del deseo, y se sorprende de descubrir 
hasta qué punto el acto del consumo se ha extendido como una droga, como un 
cáncer, hasta ocupar todo lo visible, hasta inocular su arenosa bilis 
incluso sobre esa fuerza ausente, inexplicada, que pactamos llamar “amor” a 
falta de una palabra más metódica y precisa.

Un par de décadas –y muchísimos y muy complicados kilómetros- nos separan de 
ese audaz, duradero gesto de Ravenhill. Y sin embargo aquí está hoy, 
esperamos que con toda la potencia de su voz original, esta pieza que ha 
querido conjugar tantos opuestos: es tan revulsiva como cómica, tan trágica 
como ridícula, tan desangelada como erótica, tan heroica como resignada.

Con inexplicable demora, esta pieza de título maniáticamente prohibido (las 
ediciones originales inglesas debieron titularla “Shopping and f***ing” para 
poder aparecer en toda la cartelería) desembarca finalmente en Buenos Aires, 
que se autoabastece de teatro y rara vez se permite importar estas 
Delikatessen, y nos embarra de su singular aire noventoso, un hálito 
pringoso que –como todo retro- es inquietantemente relajado y agudamente 
parecido al presente. O al menos, convive tan a gusto con él que parece 
señalar que vivimos en un loop de modas y modismos que no saben mucho de 
fronteras y del que es imposible escapar por alguna puerta grande. ¿Cuándo 
se ha escrito esta obra, que nos hace sentir tan claramente, en su 
imaginario vagamente realista y estoicamente simbólico, que casi nada ha 
pasado en estos años? ¿Cuándo es –por dios- que se ha escrito, para que su 
vigencia se renueve cada lustro, sin importar cuándo se ha escrito?

Sospecho que la respuesta es muy sencilla: esta obra se ha escrito siempre.



Sobre el grupo de trabajo

El Extranjero Teatro es la boya en el tránsito que da continuidad a una 
etapa de trabajo que tiene sus inicios en el 2005 junto a lo que fue Teatro 
Lúdico. Entonces, en busca de un espacio, encontramos dentro del atelier de 
Carlos Regazzoni un viejo galpón semidestruido que era utilizado como corral 
para animales. Nos ofrecimos a ponerlo en condiciones a cambio de tener un 
lugar donde presentar nuestras obras y Carlos aceptó. Con mucho trabajo y 
sin ningún subsidio conseguimos armar algo parecido a lo que nos hacía falta 
y la nueva “sala” fue una realidad. Allí, presentamos “L.U.I.S.” (Las 
últimas imágenes soñadas) y Cleansed, dos obras que dejaron un hermoso 
recuerdo para todos los que tuvimos la suerte de participar en ellas. Si 
bien nunca renegamos de las condiciones en las que debíamos trabajar, por el 
contrario estamos enormemente agradecidos de la oportunidad que tuvimos, el 
deseo de tener un espacio propio donde producir nuestras obras seguía 
vigente.

Con tenacidad, fortuna y el apoyo incondicional de nuestros seres más 
queridos nuestro sueño se concretaría cuatro años más tarde. Un viejo taller 
de la calle Valentín Gómez, cerca del Abasto, asomaba como cimiento de lo 
que hoy se ve de forma concreta, El Extranjero Teatro. Y como todo está en 
constante transformación, Teatro Lúdico también mutó su nombre a lo que hoy 
es el grupo de trabajo de El Extranjero Teatro, equipo que ha de destinar 
sus posibilidades creativas a este nuevo espacio que nace deseoso de sumar 
su voz a todas aquellas que hasta aquí tanto nos han transmitido.

Nuestra filosofía, tal lo venimos haciendo hace tiempo, es la de trabajar a 
partir del núcleo que implica la participación conjunta en un espacio común, 
y si bien los roles pueden ser cambiantes, lo que perdura, y esperemos siga 
del mismo modo hacia delante, es la posibilidad del desarrollo y el 
perfeccionamiento de una propuesta poética común.






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