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9 abr 2014

El juego de la Representación: El BAFICI presenta en su 16º edición a El Escarabajo de Oro de Alejo Moguilansky y Fia-Stina Sandlund y Anagramas de Santiago Giralt.

En El Escarabajo de Oro de Alejo Moguilansky y Fia-Stina Sandlund, los personajes buscan un tesoro y por esa razón pierden una película, o la inventan, y la demoran y la vuelven a inventar. Encadenándose en el delirio de una road movie inmóvil en la que se cruza la sombra de Edgar Allan Poe y el desencanto hecho palabras de otra de las grandes figuras que se suicidaron en la historia argentina y político fundamental y quizás por eso, olvidado, Leandro N. Alem, todo es motorizado por la ambición. Ambición de dejarlo todo por el oro, o de cómo el oro hace olvidar todo; cambiar películas y sentidos, actores que se vuelven personajes y luego expedicionarios: un oro que será tan improbable y esquivo tanto para los nativos intelectuales y emocionalmente resentidos como lo fue para los conquistadores que buscaban El Dorado. O claro, para los actores, productores o directores que intentan encontrar oro en películas que nunca lo darán. Esto es un poco la idea de hacer una película que no se hará: la capacidad argentina de hacer agua de las piedras.
En Anagramas, la película en un blanco y negro oscuro de Santiago Giralt, las letras de las palabras que se arman y desarman son como peces que se encuentran para volverse a perder en el agua turbia de una gran pecera. Así las parejas a su vez se aman y desamoran combinando letras que tienen al hastío como una palabra repetida, a iguales dosis del humor patético y desencantado de los que tienen vidas de las que quieren escapar porque no terminan de entender qué quieren y qué han hecho de sus vidas, cuando tienen hijos y parejas y los encuentros furtivos son una pobre posibilidad. En esto está la mirada sobre gente que no termina de entender cuál es el camino a la felicidad, porque está perdida en un sueño hedonista que se evapora, como se va el recuerdo de la representación al final de una obra, en la que todo queda expuesto en las miserias de lo cotidiano.

El cine argentino fue modificándose y convirtiéndose en múltiples maneras de decir y producir, y el cine independiente argentino produce y provoca con los escasos recursos resultados vitales y potentes, con estructuras mínimas que cruzan entre la colaboración familiar, directores que escriben y actúan y colaboran en equipo con otros directores y con grupos de amigos actores que se encuentran, como cuenta Santiago Giralt en la presentación de su película, por azar en una boda, y quedan para filmar, cuando se puede y cómo se puede, y aún así con una capacidad de producción que ya parece que no puede detenerla nadie apostando a ideas que atacan desde la hipocresía de las relaciones humanas a la hipocresía de hacer cine en argentina, e incluso jugando, experimentando, divirtiéndose para hacer divertir con las formas de representación y de la amistad.

Roberto Camarra para www.rayoverde.com.ar

El Escarabajo de Oro. (Argentina-Suecia-Dinamarca, 2014)
De Alejo Moguillansky y Fia Stina-Sandlund.
Con Rafael Spregelburd, Walter Jakob, Mariano LLinás, Georg Tielman, Matthieu Perpoint, Luciana Acuña, Andrea Garrote y la voz de Hugo Santiago.
Anagramas. (Argentina, 2014).

De Santiago Giralt. Con Catarina Spinetta, Nahuel Mutti, Leonora Balcarce, Nicolás Pauls, Vera Spinetta, Emanuel Miño y Lautaro Perotti.



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